Algunas recomendaciones generales para familiares y amigos de personas con Depresión

 

Pérdida de apetito


En caso de pérdida del apetito con    disminución de la ingesta de alimentos, procura tener un entorno tranquilo a la hora de comer, evitando los reproches o las imposiciones respecto de la cantidad o el tipo de alimentos. Lo importante es convertir la cena en una instancia agradable, por lo que es bueno chequear la propia ansiedad. Si tienes un familiar, pareja o amigo con Depresión, ya que esto podría jugar en contra no sólo de su recuperación, sino también de tu propia salud mental. El conocer lo que te ocurre, las emociones que experimentas con el tema de la alimentación o la falta de apetito de quien cuidas, te ayudará a soltar el control y reducir la ansiedad, especialmente si puedes compartir tu sentir con quien sepa escucharte.
Mantén los alimentos a temperatura adecuada y con una presentación que resulte atractiva a la hora de comer.
Asegura una adecuada ingesta de líquidos y sigue las instrucciones que tu médico tratante o nutricionista hagan al respecto.
La manera de proceder, dependerá en gran medida de la situación nutricional de la persona con Depresión y las condiciones vinculadas a cada caso en particular. Lo importante es que la familia encuentre un equilibrio, que favorezca las mejores relaciones al momento de alimentarse, de tal modo que la comida no esté asociada a discusiones o malos entendidos.
Evita expresiones de culpabilidad cuando prepares o sirvas los alimentos e intenta liberarte de tus propias aprehensiones o temores. Si ves que te es imposible, quizá debas consultar a médico, ya que los trastornos de ansiedad suelen ocurrir en familiares y pareja de personas con Depresión, incluso puede ser necesaria la ayuda de un psicólogo(a).
Evita cualquier manifestación de rechazo al tratamiento, cuando te encuentres en grupo o en familia. Si tienes dudas sobre los efectos de los medicamentos, debes consultarlo directamente con tu médico, sin suspender por tu cuenta las dosis indicadas. 
Es fundamental que estimules y celebres sus logros, así sean pequeñas cosas, como comer un poco mejor cada vez u organizarse en pequeñas actividades de la vida diaria.
 
¿Cómo actuar frente a la desesperanza?

 
     Evocar recuerdos satisfactorios, siempre y cuando no empeoren su estado anímico. Se trata de evitar aquello que pueda deprimir aún más a la persona, sin sobreproteger. Quien vive y sufre la depresión debe hacerse cargo de su enfermedad, colaborando con su tratamiento farmacológico, actividad física y psicoterapia si el caso lo amerita.
No pongas a terceras personas como ejemplos de superación o alegría de vivir, ya que ello sólo te distanciará de tu ser querido, haciéndolo sentir en soledad o con un sentimiento de falta de empatía y confianza.
Recuerda que la Depresión no es producto de mala crianza, falta de interés por la vida u otra causa, que implique una intencionalidad de quien la padece.
Las discusiones familiares en torno al origen de la Depresión, sólo empeoran la dinámica familiar, poniendo en riesgo las redes de apoyo de la persona enferma, que incluyen los amigos, pareja y familiares que brindan contención en los momentos difíciles.
Importante, si eres cuidador, pareja o amigo de una persona con un evidente estado de desesperanza, crea tus propias redes de apoyo. El hecho de tener alguien a quien contarle lo que sientes, o simplemente alguien a quien abrazar, será de mucha ayuda para superar el momento.
Recuerda escuchar el consejo de los profesionales de salud y ante cualquier duda pregunta, aún si sientes que no eres del todo comprendido(a), debes preguntar. Personalmente pude comprobar como las personas se guardan sus inquietudes para no molestar o porque simplemente necesitan marcharse pronto a casa. Lo cierto es que tienes derecho a ser informado(a) al punto de ver aclaradas todas tus dudas y a veces los propios prejuicios dificultan más las cosas.
 
 
 

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