Psicodrama y movimiento, lo que el cuerpo viene a enseñarnos.

 


Por Roxana Heise


A menudo buscamos soluciones racionales a todo cuanto nos ocurre. Existe una suerte de cultura de la respuesta, como si cada cosa que acontece obedeciera a algún asunto que debemos comprender, para luego hacer encajar esa experiencia como pieza de rompecabeza, dentro de algún concepto o constructo social. Lo mismo ocurre a mi juicio, con los problemas de salud mental; no es raro que la gente intente buscar un nombre a lo que le ocurre, puesto que cada vez más, se amplía el abanico de la patología psiquiátrica, permitiéndonos encontrar alguna correspondencia en particular. Con esto no pretendo menospreciar la utilidad de las clasificaciones y los manuales diagnósticos, que tanto aportan al tratamiento y pronóstico de las personas. Lo que parece insano; es que la gente intente buscar su propia patología, impulsada por una cultura que a todo pretende dar un nombre; quizá buscando desesperadamente algún asidero o cable a tierra.

Creo que estamos en una sociedad, que lejos de promover el autoconocimiento, favorece la neurosis y la disociación, cosa que malamente podría contribuir a la promoción y prevención en salud mental.

El contacto con el cuerpo, la práctica de la corporalidad nos lleva a terrenos interesantes, tanto en la búsqueda de nosotros mismos como los demás, nos permite un autoconocimiento profundo, enraizado en aquello que somos esencialmente: seres libres y creativos, complejos pero simples al mismo tiempo.

En lo personal, creo que la difusión del psicodrama, constituye un tremendo aporte como psicoterapia grupal, en tiempos de gran estrés social, cuando se ponen a prueba los mecanismos de supervivencia. La palabra psicodrama se deriva de "Psyche" que quiere decir: mente y "drama", de acción o hacer. Esta interesante terapia, aprovecha los beneficios de la grupalidad, usa técnicas de teatro como herramientas terapéuticas. Desarrollado por el psiquiatra rumano Jacob L. Moreno a principios del siglo XX.

Hoy en día, estas técnicas, como otras de apoyo psicológico, no solo se practican de manera presencial, también en formato online, como prácticas grupales de autocuidado, constituyendo un remanso de solidaridad, para enfrentar esas aguas subterráneas que no siempre queremos ver, porque remueven como un torbellino nuestras historias personales.

Por otra parte, la ciencia ha ido demostrando la importancia de incorporar el cuerpo y el movimiento, para sanar los eventos traumáticos que perturban la vida. En el fondo; el cuerpo de alguna manera manifiesta aquello que la razón suele callar, por temor quizá de dejarnos a rostro descubierto. El psicodrama nos invita a escenificar la realidad y su significado, siendo esa mirada propia de cada persona y constituye una manera flexible e innovadora de hacer frente a las dificultades.





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